Día Mundial del Corredor: entrevistamos a Elisa Forti, tiene 89 años y no para
Elisa a fin de año cumple 90 (literal a fin de año, el 31 de diciembre), es italiana, de Como, el norte de Italia, en el extremo del brazo suroeste del lago de Como, muy cerca de la frontera con Suiza. Emigró a los 14 años, en el año 1948, después de la Segunda Guerra Mundial y se asentó con su familia en Chacarita, Buenos Aires. Tiene inicio fuera de lo común con el running y desde Resumido te contamos su historia.
¿Corrés desde chica o empezaste de grande?
"Yo hice siempre deporte. El lugar de donde yo era, “Como”, tenía montaña, lago, bosque, y al emigrar y llegar a la Ciudad de Buenos Aires, viste, nos sentimos morir con mi hermano (risas). Nos anotamos en River y empecé a jugar al vóley. Esa actividad la hice hasta los 40 y pico de años. Después me casé, me mude acá cerca del Club Teléfonos de Buenos Aires, en Vicente López, y ahí pude seguir jugando, porque le servía la cena a los chicos, a mi esposo e iba al club, entrenaba y volvía. Después de eso seguí tenis hasta los 72 años".
Ah, ¡full deportista!
"Siempre, por eso mismo, siempre, siempre hice deporte. Nunca dejé de hacer deporte. De vóley pasé a tenis, porque con la familia ya me era más fácil armar un partido que estar pendiente de un equipo. Y después, a los 72 años, conocí el running, y largué todo y me dedique a eso. Mi primera carrera fue en Tandil".
Tanto deporte de tu parte, ¿influyó en algo en tu familia?
"Sí, claro, eso mismo. Tengo cinco hijos y los chicos nacieron también en el medio del deporte y todos más o menos fueron deportistas. El mayor tiene una escuela de tenis en el Tiro Federal, el segundo sigue siendo entrenador de la UBA, el tercero hacía de todo, pero después fue a la Malvinas y cuando volvió no quiso saber más nada con los deportes, el cuarto hace todo un poco y la última, Adriana, es kinesióloga, así que está relacionada con el tema. Viajó mucho con tenistas, acompañado en sus partidos cuando iban a jugar".
¿Algo te impidió correr alguna vez o desde que arrancaste a los 72 no paraste?
"Sólo paré cuando tuve un accidente que me atropelló una moto hace dos años y desde ese momento ya no corro, sólo camino".
¿Tenés idea de cuántas carreras corriste?
"Mira, tenía ganas de contarlas porque las medallas que tengo son más de 100, pero no me animé a bajar semejante caja, pero sí, son más de 100 de carreras corridas".
¿Y qué fueron por todo el país o te tocó salir del país también?
"Mirá, una vez un chico me paró por la calle y me dijo que me debía mucho a mí, porque lo entusiasmaba, porque se metió en el running por mí, que era viudo y que ahora vivía bien. Nos encontramos dos o tres veces hasta que me dice “que te parece una carrera en Roma”. Y yo así del alma, dije, “Roma ni me va ni me viene. Para eso, para eso que sea en Como, en donde soy”. Y bueno, a los quince días me llama que el 26 de marzo se corría en Como una carrera de 21 kilómetros que ya estaba anotada, y esa fue una que corrí afuera. Después mi hijo mayor vivía en Digo y una de las chicas estudiaba en Londres y una vez que fui a visitarlo a él, me llama y me dice: “Ay nonna por qué no te venís a Londres que estás cerca y corremos que hay una carrera en Londres”. Y bueno, agarré el bolso, fui y corrí. Y después corrí una en España, una vez que estaba ahí en la casa de mi hijo, y la corrimos también".
De todos los deportes que hiciste, arrancaste con vóley, seguís con tenis, ¿por qué elegiste finalmente el running?
"Porque en el running dependés de vos misma. Sos vos contra vos y nadie más que vos. A la forma que yo lo hago, que no lo hago para ganar y llegar primera. Lo hago para satisfacer mi ego digamos. Para mí, me fortifica muchísimo, porque a la noche decís “para qué me metí en esta, estaba tan calma”… pero después a la mañana, cuando está el arco, la salida, y cuando llegas siempre me digo “viste que tenías miedo y llegaste”. Y entonces me da la fortaleza para pasar todas las piedras que se te ponen diariamente en tu camino".
¿Cómo es tu rutina de entrenamiento como para poder seguir activa?
"Desayuno, me pongo las zapatillas y me voy. Yo vivo acá en Vicente López, a tres o cuatro cuadras del Paseo de la Costa, y acostumbro a ir todas las mañanas una hora u hora y media a caminar. Tres veces por semana voy con un grupo para no estar sola: ellos hacen su entrenamiento y yo hago lo que puedo, sin molestar. Y lo demás días voy sola. Hoy, por ejemplo, no me di cuenta, me metí en la reserva y estuve caminando dos horas. No me di cuenta".
¿Y con la alimentación tenés algún plan alimentario o cero?
"Cocina normal y silvestre, nada de suplementos dietarios. Con cinco chicos siempre cociné yo, toda la vida y comida sana: verdura cosida, cruda, fideos, arroz, carne, pescado, pollo. Voy mezclando. Hidrato, verdura, proteína, todo".
¿Qué recomendaciones le podés dar a alguien que quiere meterse en el mundo del running?
"Mirá, hoy a la mañana me paró una chica y me dijo: “ay, yo más de un cuarto de hora no puedo correr”. Y le dije: “pero perdóname, ¿vos qué pretendés? ¿Salir corriendo una hora la primera vez que lo hacés? No”. Hay que empezar con diez minutos, después cuando te aburriste a los diez, agregar diez más, y así vas agregando minutos a tu entrenamiento, digamos. Ir de a poco".
Y por último, según tu opinión, ¿de qué se está perdiendo alguien que no corre como deporte?
"Mirá, no sé está perdiendo de nada. Lo que yo creo es que hay que hacer algo. Sea deporte, sea dibujo, sea danza, sea canto, algo que te junte con gente y que te incite a levantarte a la mañana y dejar de estar haciendo fiaca en la cama".