Se tomó una botella de whisky y mató a su mujer de un tiro
Tras el asesinato, Waldomiro Freitas, de 70 años, se suicidó con la misma arma.
Marli Koenemann, de 58 años, regresaba de un viaje a Brasil, cuando su esposo, sin mediar ninguna palabra, le pegó un tiro. Él la esperó frente a su casa con una escopeta calibre 12.70, y primero disparó al transformador de la red eléctrica, para así dejar sin luz la zona, y que nadie viera lo que tenía planeado hacer.
Según los vecinos, la relación se estaba desgastando, y califican a Waldomiro de "tóxico y celoso". La autopsia reveló que Marli tenía una fractura de cráneo con un orificio de salida, un disparo en el costado derecho, en el pecho, en el cuello y pérdida de masa encefálica.
La investigación quedó en manos del Juzgado de Instrucción Nª 3 de San Vicente, quien tiene como titular al doctor Gerardo Alberto Casco.