Cuando yo me muera no quiero llanto ni pena
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Una abuelita mexicana tuvo un último deseo bastante particular antes de morirse que convirtió el momento trágico en uno bizarro.
Catarina Orduña Pérez, más conocida como "Doña Cata", le pidió a sus nietos que le hicieran un monumento de una forma particular.
Si señoras y señores, la viejita pidió que arriba de su tumba le hagan una una escultura en forma de pene.
El día del funeral, ante toda la familia y allegados, se presentó la estatua de un metro y medio de altura que pesa casi 300 kilos.
Los nietos hablaron de su abuela: “Decidimos hacerlo porque era su deseo y también la forma en que reconocemos su amor y alegría por la vida”.
Además sostuvieron que la señora quería romper el paradigma de todo lo mexicano, donde las cosas a veces se ocultan por no tener una mente abierta.
Todos los que visiten el cementerio de Misantla, en Veracruz, se van a encontrar con el consolador enorme arriba de la tumba de la vanguardista.